- El Hospital de Santitos está ubicado en el interior de Galerías Vaticano que se dedica a la venta de artículos religiosos y que ofrece piezas nuevas, cirios, cuadros, cruces, rosarios, Biblias y demás.
- Es el único taller de reparación de imágenes y figuras religiosas que existe en la zona sur del estado.
- La dirección es en la calle Francisco Sarabia, entre 13 de enero y Rivas Guillén, zona centro de Madero.
- Hasta 15 piezas por día le llegan al taller en esta temporada cuando en un día normal de trabajo llega la mitad.
El 80 por ciento de los objetos que llegan a ese lugar son los niños Dios.
Se dedican a restaurar el arte sacro con manos expertas.
Cuidan mucho que se respete los colores y la esencia de las figuras.
Cuando una figura o imagen religiosa se rompe, lo primero que se viene a la mente es que la pieza ya no tiene arreglo por lo que seguramente su destino será el depósito para la basura.
Sin embargo, existe un lugar en el que puede ser restaurada por manos expertas, con técnicas artísticas.
Se trata del Hospital de Santitos, ubicado en el interior de Galerías Vaticano que se dedica a la venta de artículos religiosos y que ofrece piezas nuevas, desde Santos, nacimientos completos, figuras grandes, cirios, cuadros, cruces, rosarios, Biblias y demás.
Está localizado en el corazón de la zona centro de Madero, en la calle Francisco Sarabia, entre 13 de enero y Rivas Guillén.
Es el único taller de reparación de imágenes y figuras religiosas que existe en la zona sur del estado.
Miles de piezas han sido “sanadas” a lo largo de 10 años, desde niños Dios hasta figuras de Cristo y San Judas Tadeo, entre otros.
El 80 por ciento de los objetos que llegan a ese lugar son los niños Dios, expresó Dalia Nevárez Salazar quien se dedica al arte de la restauración.
“Somos un grupo de Arquitectos, de colaboradores que nos inclinamos por el arte sacro, en la ciudad de México iniciamos y con el tiempo se van adquiriendo experiencia y habilidades para restaurar estas piezas, yo estaba estudiando arquitectura pero me incliné por el arte sacro, por restaurar, ya tengo más de 25 años en esto del arte sacro, Dios nos dio la habilidad de dejar sus niños lo mejor posible, de que llegan todos rotos y los dejamos lo mejor posible respetando la esencia, colores”, detalló.
Por sus manos han pasado piezas que superan los 200 años.
Encargados de una parroquia llevaron al taller una figura de madera de un metro con cincuenta centímetros que tenía esa antigüedad.
“Realmente no hay otro hospital de Santitos en la zona ni en lugares cercanos, un hospital bien establecido porque sí hay muchas personas que se dedican a restaurar en casa, pero nunca es lo mismo porque no se trabaja con los materiales que deben de ser, con las técnicas que deben de ser y decidimos establecernos en este lugar porque la gente es muy religiosa”, indicó.
Reconoció que los habitantes de la zona cuidan mucho ese tipo de figuras, las cuales heredan a sus familiares, a las nuevas generaciones.
Y es que muchas personas que llevan sus piezas para que sean reparadas son adultos mayores, pero también hay jóvenes que acuden a ese sitio para hacer el encargo correspondiente.
“Ahorita se trabaja mucho el yeso, la fibra de vidrio, la resina, son los materiales que ahora nos están trayendo, de un 100 por ciento, el 80 por ciento son niños Dios y luego nos traen la Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo, Cristo, el Señor de las Misericordias, nacimientos también de madera”, comentó.
Los 365 días restaura el hospital, pero en esta recta final del año, el trabajo aumenta especialmente por la época navideña.
La carga laboral empieza en estos días y paran hasta los meses de junio y julio ya que suelen pasar accidentes con los niños Dios al tirarlos o perder alguna parte al momento de arrullarlo.
Los dedos y la cabeza son lo que más pierden los llamados niños Dios.
Hasta 15 piezas por día le llegan al taller en esta temporada cuando en un día normal de trabajo llega la mitad.
Expresó que su trabajo le ha dejado grandes satisfacciones.
“Me ha pasado varias veces con varias personas que me traen su niño a ver si puede porque lo traen en mil pedazos y cuando se lo llevan y ven a su niño Dios ya restaurado me han hasta abrazado, han llorado y siento muy bonito que la gente agradezca de esa manera que uno pueda volver a darle vida a sus piezas”, precisó.
Ese es el mejor reconocimiento que se le puede dar a quien hace de su trabajo un verdadero arte.
Benigno Solís
Expreso-La Razón